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Siempre tuve la faceta interpretativa de alguna manera adormecida en un rincón de mi existencia

Este verano que ya va tocando a su fin ha sido como mínimo diferente a todos los demás de los últimos años, bueno, realmente de las últimas cuatro décadas. Escribo estas líneas desde San Cristóbal de La Laguna en Tenerife, adonde me ha traído un curso de teatro. Siempre tuve la faceta interpretativa de alguna manera adormecida en un rincón de mi existencia, y yo tenía claro que, al terminar los rallyes de manera profesional, de una forma u otra iba a implicarme en las artes escénicas, como así ha sido de momento. En julio ya estuve cuatro jornadas intensivas distintas en la Escuela Jamming de Madrid (Teatro de improvisación), y por el mismo motivo estoy ahora en Canarias. La oportunidad de un curso con Paula Galimberti, la mejor improvisadora de España, era algo que no se podía desaprovechar.

Otra de las cosas bonitas de haber llegado aquí a Tenerife es el reencuentro con Ángel Ramos y todo su equipo. Nos hemos contado mutuamente proyectos muy ilusionantes y motivantes que no hacen sino confirmarme que don Ángel es de esas personas que tendrían que ser inmortales. Ya desvelará él sus proyectos, pero seguro que sorprenderá agradablemente a todos los buenos aficionados al motor.

Justo antes de venir a Tenerife, realmente unas pocas horas antes, tuve el honor de ser invitado a la salida oficial del Rallye Cristian López, donde la organización me brindó un emotivo homenaje aprovechando el momento de la ceremonia de salida el jueves en Santander, mi ciudad natal, a escasos 80 metros de donde estaba la clínica en la que yo nací (calle Juan de la Cosa).

Respecto al rallye en sí, decir que, a tenor de lo visto en los tiempos, más disputado no pudo estar, no sólo para el primer puesto y las demás plazas de pódium, también para el resto de categorías. Especialmente épica la batalla por la victoria entre Álvaro Muñiz-Pablo Sánchez y Jorge Cagiao-Javier Martínez, y por el tercer puesto entre Óscar Palomo-Nacho Aviñó y Dani Peña-Raúl Pérez.

Hice un seguimiento especial a Gil Membrado y me confirmó lo que yo esperaba de él. Ahora mismo, y ojalá esté siendo muy injusto y me esté olvidando de alguien, no se me ocurre nadie más de nuestro panorama nacional que esté preparado para tomar el testigo que dejará Dani Sordo bien a finales de este 2023 o bien a finales del año que viene.

Gil hizo una carrera absolutamente soberbia por unos recorridos deslizantes, engañosos y bacheados. No dio ni un solo toque al coche y tan sólo tuvo un pequeño pinchazo en una de las decenas de alcantarillas que hay en cada tramo a ambos lados de la carretera. Y como colofón, refiriéndome al rallye en sí, destacar la enorme presencia de público. No dejaron de acudir en masa el viernes pese a la lluvia constante, y tampoco nos abandonaron el sábado cuando, bajo un sol radiante y con una temperatura agradable, muchos podrían haber optado por ir a la playa.

Creo que por afición, por comportamiento del público, por colaboración de los medios de comunicación, por recorrido, por participación y por belleza de las carreteras y los paisajes nos merecemos el S-CER en Cantabria lo antes posible.

Concluyo agradeciendo a la organización (Mingo, Roberto, Chechu) el bonito detalle que tuvieron con mi homenaje, así como la presencia de Dani Sordo, Surhayen Pernía, José Vicente Medina (representando a la RFEdA) y Gonzalo Pérez (presidente de la Federación Cántabra de Automovilismo) en el pódium. Y por supuesto a todos los participantes y público, que se fundieron en un aplauso común. Gracias de corazón a todos.

Nº 1787 (Septiembre, 2023)